Aunque parezca descabellado, es posible vivir bien sin necesidad de consumir tanto como lo hacemos. No es una utopía inocente o primitivista, sino un hecho palmario que no por obvio deja de ser necesario.
Para ello, lo único que debemos hacer es atender a nuestras necesidades y no dejarnos llevar por la vorágine publicitaria que nos rodea. He aquí unos cuantos consejos fáciles de seguir:
- Haz tus compras en pequeño comercio. Olvida las grandes superficies, muchas de ellas responsables de políticas de empleo explotadoras y antisociales. Además de ayudar a la economía del pequeño empresario (que son los que verdaderamente crean empleo), harás un boicot a esas grandes empresas.
- Compra productos de producción local y de temporada.
- Rechaza las marcas que fomentan el mito de un cuerpo perfecto.
- Rechaza las grandes marcas que producen en países en vías de desarrollo en condiciones de semi esclavitud.
- No compres nada que no necesites.
- Antes de comprar algo, reflexiona detenidamente si realmente se necesita comprarlo o si solo te estás guiando por la publicidad.
- Si te decides a comprar algo, averigua muy bien de qué materia prima se fabrica, en que forma su proceso de manufacturación impacta al medio ambiente y si genera algún daño o injusticia social.
- También considera qué impacto al medio ambiente tiene el uso de lo que piensas comprar.
- Evita los productos de "usar y tirar", si no son estrictamente necesarios.
- Rechaza las bolsas de plástico que dan en supermercados y comercios, si puedes lleva tus propias bolsas de tela, de papel o de cartón.
- Preferir productos con envases retornables o reutilizables.
Como podéis ver en esta noticia, el consumo se exacerba hasta el punto de fabricar productos cuya vida útil es tan corta que nos vemos "obligados" a sustituirlos enseguida. Un motivo más para no "seguirles el juego" y entrar en una dinámica que no nos proporciona felicidad o satisfacción.